Sintió sus pies descalzos sobre la hierba.

Miró sus dedos libres de calzado como a el le gustaba ir. 

Asi, descalzo, caminó por el prado, sintiéndose libre y en contacto con el suelo. El ambiente era  fresco, pronto el otoño dejaría paso al invierno y los árboles que veía ya habian vestido sus hojas de marrón.

Notó aire càlido a su alrededor en contraste con el frio que notava. Sentía su piel palpitar por el contraste entre el fresco del prado y el aire càlido que lo rodeaba.

Quizás había otra manera de hacer eso però él le habia dicho que lo desconocía así que decidió confiarse a el. Dar un paso a ciegas.

Alzó la mirada, con la claridad del dia lo vió recortado contra el azul del cielo  volando en circulos sobre él. Era sobrecogedor. Tanto como la primera vez que lo vio, cuando pensó que el ángel de la muerte habia venido a llevárselo.  Fue un angel si, però que llegó para arrebatarselo a la muerte segura que ya lo rondaba.

Lo miraba admirando su aterradora belleza. Vio los reflejos dorados  de su lomo brillante al sol y su piel cobriza en la panza. Sus escamas como oro pulido. Frente a él sus inmensas alas ensombrecian el suelo. Lo ensombrecia a el, que se sentia pequeño però fuerte.

Gracias a el.

Por el.

Y de repente un batir poderoso de alas y una energia abrasadora que lo poseyó, fundiendose en ella.

Se sintió ser con todo. Se sintio uno con la criatura.

Y vio mundos, tierras, gentes que acaso ya ni existian. Guerras. Belleza. Tiempos que fueron. Sintió como la màgia lo envolvia, como se fusionaba con el. Su piel quemaba, casi como si se le cayera a tiras, su cuerpo parecía desaparecer. Poder. Un poder enorme que lo cubría.

Se sintió grande. Podía volar, notar el aire alrededor y contra su cuerpo. Vio el mundo a sus pies; las montañas, los prados, los animales pastando, las ciudades y sus gentes atareadas.

Luego todo se convirtió en oscuridad, dolor y vacío.

El silencio.

Cuando abrió los ojos estaba dormido sobre el dragón que respiraba debajo de él. Su movimiento acompasado. Se sentia exhausto. Los dos estaban exhaustos. El arrullo del gran dragon lo acunó y  acurrucandose sobre las escamas calidas volvió a quedarse dormido.

Texto de mi creación.