Por la mañana se levantó con el aroma del te especiado. Bajó a la cocina y había tambien café, a ella le gustaba mucho. Siempre tomaba por las mañanas como desayuno con tostadas con mantequilla y miel o un trozo de queso. Lo buscó con la mirada, intentando adivinar donde debia estar. No era fàcil, era esquivo y muy huidizo, como un gato salvaje. Como lo que era, un animal de presa perspicaz y desconfiado.
Cansada de intentar algo que no iba a conseguir dejó de preguntarse donde estaba y se sentó a desayunar. El café tambien estaba especiado, clavo. Pero estaba delicioso. Se lo tomó a sorbos mientras miraba la pared del salón, con el cuadro bordado por Fiona que habia colgado alli hacia dos veranos. Incapaz de decirle que no a aquella muchacha tan jovial y … defendida por Yiarza. No iba a llevarle la contraria a semejante defensor.
– Te hace feliz?
– Si – respondió sin girarse.
– Eso esta bien
– Y a ti?
– El que?
– Eres feliz?
– Ahora no, estoy aquí y ella alli. No siempre se es feliz Ninú, la felicidad es un estado transitorio. Me gusta estar en mi casa, con mis cosas, mis libros, Samel y, sobre todo, Maisa.
– Volveré a la Mansion, con Duncan que dice que se retira.
– Aun juega?
– Cayó en desgracia al separarse, luego lo ficharon en un equipo pequeño y ahora está muy cotizado otra vez. Pero el no quiere cambiar de equipo aunque le paguen más. Ellos lo ayudaron cuando nadie lo quería, decían que tenia que defender lo suyo.
– Que le pasó?
– Se supone que se casó con una chica del clan, de una familia amiga de la suya. Esas bodas de las gentes del norte. Por lo que descubrieron por lo visto su mujer se entendia con uno de sus tios. De los que prepararon la boda. El, enamorado, no se enteró de nada pero un colega hizo unas bromas y se las tomo a mal. Se pelearon y luego descubrió que eran ciertas. De hecho su mujer se lo tiró en cara. Se largó. Pidió el divorcio y se lo dio todo salvo el dinero que tenia en una cuenta del pequeño continente. Casa, coches, dos cuentas, joyas.
– Debe saber que lo sabes. No te lo contará.
– Algun dia lo hará. – el no dijo nada – Me gusta. Es amable, amoroso, cariñoso, dulce … y todo un hombre capaz de defenderme.
– Eso espero.
– No es tu Asharash, nadie es como tu.
– Cada uno es como es cariño.
– Tu eres especial. – el sonrió, sabia que era especial, claro. Mucho mas de lo que le gustaria ser.
Pero lo era. Y para ella lo era todo. Si la necesitaba moveria cielo y tierra por el. Ya lo habia hecho, Shalashar habia puesto a prueba su amor por el..
– Deja de pensar tanto. Me han dicho que por aquí hay un mercado de antigüedades, ando buscando un par de cosas. Vamos?
– Te llevo?
– Tu coche es mas manejable y conduces mejor.
– Te enseñé yo – le dijo dandole un golpecito en el hombro. – Vas a ir asi? – el se miró. Unos tejanos raidos y una camisa a cuadros grandes, el largo cabello recogido en una trenza mal hecha. Parecia un leñador empobrecido. Pero estaba de moda un libro erotico que tenia escenas muy torridas con el protagonista vestido de forma similar. De por si ir con el ya era distraido, no queria ni imaginar que pasaria si iba asi vestido. Buscando guerra habria dicho Duncan
– Que hay de malo?
– Oh Asharash, de malo no hay nada … revolucionaras el mercado – el se echó a reir.
– Esta bien, me cambio de ropa … Todo por un libro!
– Lo has leido?- le preguntó sorprendida
– Corria de mano en mano por la casa. Lo lei en una noche, tanta letra para tan poca historia.
– Es un éxito.
Ambos se echaron a reir y se fueron a cambiar de ropa. No reducia su sensualidad pero unos pantalones nuevos y una camisa blanca con un chaleco ya no era tan erotico. Se puso unas alpargatas.
La población estaba a unos 30 kms y disfrutaron de un agradable trayecto por carreteras locales, entre campos verdes salpicados por el ganado paciendo tranquilo. Todo muy bucolico. Era un pueblo pequeño con un mercado que lo doblaba en tamaño. Quintaip era famoso porque en su mercado se podian conseguir joyas, muebles, menaje del hogar y todo tipo de piezas antiguas que hacian las delicias de los anticuarios y los amantes de las antigüedades. Se había ampliado en los ultimos años con la colocación de puestos de piezas hechas a mano por todo tipo de artesanos o aficionados. Des de muñequitos de ganchillo a piezas de cobre bruñido.
Pasearon tranquilamente, casi como una pareja. Habia mucha gente, se oían regateos aquí y alli y parecía que todo tenia que venderse en un solo dia. El mercado duraba dos dias asi que decidieron alojarse en un pequeño hotelito a las afueras del pueblo para disfrutar con calma. Ninú se sentia de nuevo joven. Recordaba una ocasión paseando por Tayranarth, la eterea ciudad que era su amor eterno. Lloró tanto al saber de su caida! Y más cuando supo de la muerte en ella de Ubarnias, el dulce hermano de Landas con aquel talento tan increible para la musica!
Cenaron en un restaurante cèntrico, que parecía ser local de moda pues les costó encontrar mesa. La comida era excelente, pato bien cocinado, con una salsa dulce deliciosa, verduras salteadas, cordero al horno con patatas que pidió Asharash. Todo delicioso, un servicio excelente … agua con gas para Asharash y vino para ella. Se le hacia raro que el no bebiera.
– Me gustaria disfrutar de una pinta en el pub.
– Tan mal te sienta?
– Si. – Ninú puso cara de fastidio
– Pero … antes podias beber
– Sigo pudiendo beber Ninú. Digamos que yo si, mi higado no lo tiene tan claro. Paso de pasar mala noche. Se puede vivir sin beber alcohol
– Lo se.
Ninú se quedo dormida en la cama mientras Asharash andaba por el pueblo de noche. Era un lugar tranquilo. Luego volvió y se fue al salon del hotel. Habia dos hombres alli charlando con sus pipas medio apagadas y unas copas de licor. Asharash se sentó en un sofa apartado donde sacó su pipa de un bolsillo del abrigo que habia colgado en el respaldo del asiento. Se preparó bien la pipa y sacando un libro del mismo bolsillo se acomodó a leer.
– Perdone joven – le dijo uno de los hombres – Le imaginaba en la cama con su mujer
– No es mi mujer, es la hija de mi tia. – el hombre se sentó en el otro sofa, el otro hombre se acercó más prudentemente y también se sentó
– Disculpe pues – el otro hombre estiró el brazo con la mano abierta. Asharash se habria reido si no fuera porque este tipo de apuestas se basaban en ideas preconcebidas y le molestaba. – Esta bien, Jonas, ya se que he perdido.
– Espero que no hayan apostado mucho dinero nos parecemos bastante.
– Aja – dijo el tal Jonas – Eso he dicho yo, eh Stephen … – el aludido gruñó – No sabe perder.
– No deberia apostar pues.
– No es asunto suyo
– Ni suyo mi parentesco con la persona que me acompaña – respondió el sin perder la sonrisa. Cualquiera lo habria calificado de amigable, atento. El hombre iba a decir algo pero se levantó y tras darle un par de billetes al otro hombre se disculpó para ir a dormir. Algo en la sonrisa de ese hombre le ponia los pelos de punta
– Debe disculparlo, un hombre solo, acostumbrado a la vida social que se ve recluido en este hotel de este pueblo tan pequeño.
– No me parece un mal pueblo – dijo sin inmutarse
– Quintaip es un buen lugar – dijo Jonas sentandose – Me presento, soy Jonas Mufler, vivo ya retirado, me quede viudo hace unos meses.
– Asharash, estoy de paso
– Tomaria una copa conmigo?
– No – tan tajante que el tal Jonas se quedó helado. – Viven en el hotel?
– Ah si, si … ya hace años que Stephen vive aquí, yo venia a verlo y al quedarme viudo decidí que para que quedarme solo en casa … con los recuerdos y eso. Mi sobrina me ayudó a venderlo todo, me quedé con lo justo e imprescindible y vivo aquí. Es un buen lugar. El dia que necesite una enfermera las 24 horas ya tengo vista una residencia aquí cerca a buen precio. – fue bajandola voz, su oyente parecia no escucharlo.
– Un buen arreglo – vaya, pues si que lo escuchaba. Tenia la extraña sensación que no necesitaba escucharlo para saber lo que le estaba diciendo. Se sentia escrutado. El hombre sonrió
– Ustedes no son de aquí, cierto?
– Es importante?
– Un buen caballero lo es de donde sea, hay cosas que no saben de nacionalidades u origenes. Mi difunto abuelo, un hombre de los de antes, un renacentista a su manera, siempre decia que la caballerosidad no conoce de razas.
– Un hombre como hay pocos …
– Si – respondio pensativo. De repente le pesaba la ausencia de su abuelo que siempre vio a su mujer con buenos ojos, que siempre le dijo que era bella. Miró a su interlocutor. No estaba. En su lugar habia un gato sentado lamiendose una pata y lavandose la cara. Sintió un escalofrio y decidio que era el momento de irse a dormir.
Cuando Ninú despertó, antes de la salida del sol, vio a Asharash sentado en la ventana. Tenia un gato sobre el regazo y dormia. Se acomodó en la cama y lo observó. Le gustaba verlo dormir. Si estaba el lugar oscuro podia ver la fina linea dorada en que se convertian sus ojos. Si se concentraba podia oir su corazon palpitar y … más allá la Musica. Se quedo escuchando tranquila, la relajaba la seguridad de que pasara lo que pasara el era la roca a la que anclarse. Sin poderlo evitar suspiró. El encantamiento se rompió y Asharash la miró des de la ventana con una sonrisa.
– Vamos a andar un rato? – dijo estirandose
– En fin, que remedio, te has despertado y el desayuno no estará hasta de aquí un par de horas.
– Vistete, te espero en la calle. – saltó al suelo, se calzó las alpargatas y salió de la habitación.
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